Por Juan Tomás Valenzuela
Al ingeniero Díaz Rúa
y a mi compadre Rondón,
por soborno y corrupción
les cantaron capicúa.
Esta sentencia acentúa
el fin de un futuro incierto,
del grupo de poli-muertos
del partido de Don Juan,
del ungido charlatán
y el penco del helipuerto.
Trece años entre dos
uno ocho, el otro cinco,
Pero de aquí al veinticinco
estarán fuera los dos.
El raterismo feroz
de este par de delincuentes,
seguirá estando presente
por lo leve de las penas
y un castigo que no frena
a futuros reincidentes.
Aunque Temo, confesó,
no vi que lo mencionaron,
y a otro que desvincularon
fue al que más tratos firmó.
Tommy Galán, se escapó
de este problema en tablitas,
y aunque no lo vi en la lista,
todos saben que Pechito,
a parte del barrilito,
valió más que una porrista.
En su voto disidente,
Miriam, dijo que este caso
solo auguraría fracaso
con este obtuso expediente.
Además de un presidente,
ahí faltan diez senadores,
diputados malhechores,
periodistas engreídos,
los hermanos del ungido
y un grupo de aduladores.
Juan de los Palotes
15 octubre 2021